CAPÍTULO 12

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

DISCLAIMER >> 
Este libro explora la vida en los márgenes de la sociedad a través de historias crudas y honestas sobre música electrónica, sexo, drogas y libertad. Su lenguaje directo y temas sensibles buscan reflejar la autenticidad de una cultura que desafía las normas establecidas.
Advertimos que algunos capítulos contienen lenguaje explícito y referencias a situaciones adultas. No buscamos glorificar conductas de riesgo, sino ofrecer un testimonio sincero que invita a reflexionar sobre la búsqueda de identidad, conexión y trascendencia.

Léelo con mente abierta y responsabilidad.

HOSPITAL Y TAL

Recuerdo llegar al hospital a por un amigo, iba colocadisimo, me reía sin parar, supongo que por que aquella vez no me había tocado a mi. Todo fue rápido, recogimos al colega, robamos adrenalina en viales y salimos para Móstoles.

Me dicen que me dejan allí y yo necesito llegar a mi casa para descansar, Lo siguiente son dos días durmiendo sin parar.

Abro los ojos y mi primer instinto es hacerme una paja. No se vosotros, pero a mi correrme por las mañana me cuesta un imperio, y así fue, más de media hora luchando contra mi libido, pero al final gané. Me corrí de tal manera que un calambre recorrió mi pierna derecha dejándome totalmente cojo durante toda la mañana.

Mi habitación era un espectáculo, recuerdo que tenía un cajón donde guardaba libros, fotos y demás, y por debajo, cada mañana metía el dinero que ganaba vendiendo cualquier cosa que te produjera placer e hiciera que te olvidaras de los problemas y lo insignificante que eras. Jugaba con eso, con el ego, la desesperación y la fantasía, si querías sentirte importante, yo era tu persona.

Saque el dinero que llevaba repartido por pantalones, camisa, botas salomon y el “Pedro Gomez” y lo meto debajo del “cajón mágico”. Estaba a reventar, pensé que tenía que pagar a mi dealer y que toda esa maraña de talegos iba a durar poco allí, pero…ya le pagaría otro dia.

Mi armario era el catálogo anual de Ralph Laurent, Dockers, Levis y Timberland, tenía tantas que las regalaba semana a semana, siempre iba de estreno y me encantaba.

Empezaba la semana y tenía que ir a por música a Madrid Rock, El Corte Inglés, Mad House y algún sitio más, así que ducha con la pierna estirada, gomina a saco y cartera a reventar rumbo calle La Palma. Clemente siempre guardaba las mejores copias debajo del mostrador, Goyo en caja y la cabina del Corte Inglés de Sol era una mina de oro. Escuchaba los temas con cuidado, era una de las pocas veces que ponía atención en algo. Siempre tuve debilidad por el techno oscuro, pero era un tiempo de cambio, llegaban cantadas y demás y era difícil pinchar lo que querías, aún así con dos cojones lo conseguimos fin de semana a fin de semana.

Acabo la recolecta semanal de temamos en la cabina de El Corte Inglés, esa Pecera transparente donde probar discos era casi pinchar en directo para un público de todas las edades, les miro, me miran, saco un gramo del bolsillo, les miro, me miran, me agacho y cuando me levanto ya todo me da igual.

TAXI! 

– Buenas.

– A la estación de Chamartín  y lo antes posible.

-Muy bien, ¿si llego antes hay propina?.

-Si llegas antes te pago el doble.

Iba a pagar al dealer, cuando me levanté en la cabina del El Corte Inglés tenía 15 llamadas y 300 mensajes de texto amenazando de muerte y un poco más y cumple su palabra…

La semana que viene más y mejor…

Este capitulo pertenece al libro “Cocaína, Sexo y Techno” escrito por Alex Hertz y que podrás leer aquí semanalmente en exclusiva.

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Edwardteach. Solucionador profesional y con la capacidad de desmontar cosas y que no le sobren tornillos. Músico con oido absoluto y aprietabonones profesional. Presenta, produce, pincha y ahora tambien escribe.

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