CAPíTULO 3

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

DISCLAIMER >> 
Este libro explora la vida en los márgenes de la sociedad a través de historias crudas y honestas sobre música electrónica, sexo, drogas y libertad. Su lenguaje directo y temas sensibles buscan reflejar la autenticidad de una cultura que desafía las normas establecidas.
Advertimos que algunos capítulos contienen lenguaje explícito y referencias a situaciones adultas. No buscamos glorificar conductas de riesgo, sino ofrecer un testimonio sincero que invita a reflexionar sobre la búsqueda de identidad, conexión y trascendencia.

Léelo con mente abierta y responsabilidad.

MI SEGUNDO APELLIDO ES SUERTE

La música se para en mi cerebro, las cabeza se giran, aparecen dos placas más y el jefe de seguridad ( puto chivato ) se aleja sin mirar atrás.

Es la brigada 18, antidrogas, judicial y no sé qué pollas más masculla entre dientes un tío que parece sacado de un cómic americano.

Me llevan al ropero acompañado de un bakala al que le había comprado medio gramo de farlopa veinte minutos antes.

Me registran y me preguntan cuanto dinero llevo encima, empiezo a sacar billetes, del plumas, de los pantalones, de las Salomon… casi un millón de pesetas. Sus caras son un poema y a mi me ronda por la sangre la última pastilla que me había comido apenas 10 minutos antes de que me detuvieran.

Me río, me miran con mala hostia, les digo “Joder, ni que no hubierais visto tanta pasta nunca”, su mala hostia se redobla. Me requisaron una Opinel, un Motorola Startac y un One Touch Easy, la farlopa, la pasta y atentos que aquí viene lo bueno. UNA PASTILLA!.

Resulta que el idiota al que fui a pillar la coca vendía pastillas y a registrarle encontraron casi 100. Sus pastillas más mi dinero, BINGO!.

El poli malo me pone las esposas y me sacan por la puerta de MACUMBA mientras la gente de la cola me mira, me reconoce y algún colgado hasta aplaude, debería sentir vergüenza, pero me parto la polla. Ya tendré tiempo de arrepentirme.

Lo demás ya lo imaginas, coche Z, Leganitos, noche fría, furgón, Moratalaz y su Plaza Castilla. 

Tres días como tres soles me comí detenido, el primero solo, el segundo con gente de dudoso proceder, me acompañó también un sonoro ostión que me dio mi padre al visitarme y el tercero la eterna espera en los calabozos del final de la Castellana.

Me libre, no daba crédito, cuando el funcionario vino a buscarme antes que a nadie y me dijo que estaba libre. Resulta que el camellito al que le compre la coca vendía también pastillas, pero “de palo”, y a mi me pillaron una de “las buenas”, por lo tanto no podían relacionarnos.

Salgo a la calle y me recibe mi familia, unos días después me devolverían el dinero y volaría a “El Iglú” a comprarme dos “Pedro Gomez”, uno normal y otro de corte canadiense.

Fui con mi padre, nunca lo olvidaré, porqué maquinaba cómo deshacerme de él para ir a por 5 o 10 gramos, dos amigas y a los apartahoteles de la Plaza de los Cubos.

Me costo conseguirlo, pero fui directo a casa de un colega, Jorgito, en Alcorcón, pille 25 grs con la excusa de que iba a vender también, una polla, no vendería nada

Salí en taxi de su casa a Madrid y al llegar a Plaza España decidí comprar algo de ropa porque sabía que me haría falta. Dockers, Levis, camisas de Ralph Laurent, unas Timberland y en la recién inaugurada sección de state del Corte Inglés dos camisetas de Powell Peralta.

Con todo el arsenal me fui a reservar habitación y cual fue mi sorpresa al ver que me habían dejado tirado mis amigas.

Nunca me había ido de putas, pero siempre hay una primera vez para todo…

La semana que viene más y mejor…

Este capitulo pertenece al libro “Cocaína, Sexo y Techno” escrito por Alex Hertz y que podrás leer aquí semanalmente en exclusiva.

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