Capítulo 2
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Este libro explora la vida en los márgenes de la sociedad a través de historias crudas y honestas sobre música electrónica, sexo, drogas y libertad. Su lenguaje directo y temas sensibles buscan reflejar la autenticidad de una cultura que desafía las normas establecidas.
Advertimos que algunos capítulos contienen lenguaje explícito y referencias a situaciones adultas. No buscamos glorificar conductas de riesgo, sino ofrecer un testimonio sincero que invita a reflexionar sobre la búsqueda de identidad, conexión y trascendencia.
Léelo con mente abierta y responsabilidad.
NUNCA TE RÍAS DE UN SEGURIDAD.
Yo lo hice durante años, y al final lo pagué caro.
Volvamos atrás, a ese taxi que giraba 180º y subía la Castellana dirección Chamartín. Durante el trayecto intentaba dar razón a lo que estaba haciendo y la verdad, no podía. Estaba manejado por la rabia, la emoción del momento y por supuesto el colocón de la coca.
Es curioso cómo te sientes inmortal cuando lo inmoral gobierna tu rumbo.
Llegamos, debí contarle mi vida entera al taxista, lo se por la cara con la que me miraba al devolverme el cambio, le dije que se lo quedara, lo mejor era huir rápido y subir esas escaleras mecánicas que llevaban al templo de los “afters”, al espacio donde mejor se oía todo, donde todos eran iguales y ninguno se parecía al de al lado. Según llegabas a la puerta los nervios salían por encima de tu piel, tropezabas, la boca seca, eras menos que un pelele y las tres torres que flanqueaban la puerta en forma de culturistas y ex policías te acojonaba de una manera fuera de lo normal.
Gracias al compañerismo que había antes en la noche de Madrid, cualquier dj que fuera a otra sala entraba gratis (o al menos eso me pasaba a mí) éramos menos, nos conocíamos más.
Permitidme que haga un paréntesis necesario. Creo que he omitido que traficaba con pastillas.
Bueno pues así era, empecé con pequeñas cantidades que poco a poco aumentaron a lo bruto, termine ganando más pasta de la que pensaba y como a cualquier niñato que se cree super dealer se me fue de las manos.
Volviendo a aquella puerta, dije que era y a quien venía a ver y pase sin problemas, recuerdo ese grave que te pegaba en el pecho, ese tema que fuera la hora que fuera lo conocías, esa gente dándolo todo, esas colas en el baño, ese ropero en el que lo único que dejaba era las maletas de vinilos, ese “Arriba Space”.
Subir esa rampa que llevaba al primer círculo del infierno de Dante, que infierno mas rico.
Haber conocido esa sesión es haber sido un puto privilegiado, escuchar esas mezclas de temas de trance con techno pop, como subían a la vez, como sonaba el puto garito.
Me acuerdo como si fuera ayer, iba a la esquina de la barra de ARENA, desde allí se veía todo, tenias una posición dominante sobre ese ejército de zombies modernos, todos esperábamos más, más volumen, más temazos, más subidón, y para eso estaba yo allí.
“Talego quini” frase que iba a repetir cada 5 minutos o menos, ofertas, regalos y cuartitos formaban parte de las primeras horas en esa esquina, luego vendría el recuento de pasta, y el buscar con quien follar.
La verdad es que no era difícil, eran otros tiempos, yo era el niño modernito, dj y dealer, lo tenia todo para follar fácil y así era. Mañana tras mañana, baño tras baño, y camerino tras camerino.
Follar cada vez era más fácil y tenía menos gracia, en el HUSA CHAMARTÍN me llamaban por mi apellido…
Entonces fue cuando paso, dos de las torres se acercaron a mi, se me congeló el corazón, “mis amigos” se apartaron y una reluciente placa me dio en la punta de mi blanca nariz.
La semana que viene más y mejor…
Este capitulo pertenece al libro “Cocaína, Sexo y Techno” escrito por Alex Hertz y que podrás leer aquí semanalmente en exclusiva.