Entrevistamos a 7XINS

7XINS – One Knob Per Function

Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Cuando el caos es humano

Con One Knob Per Function, 7XINS no se limita a documentar un live set: captura un momento de transición, de liberación y de expresión sonora en estado puro. El LP, publicado en Severn Electronics, está compuesto a partir de grabaciones en clubes y moldeado como un álbum coherente. Se despide así de su antiguo setup en directo, al mismo tiempo que lanza una declaración de intenciones sobre una nueva etapa creativa. En esta entrevista, hablamos con él sobre su aproximación al control mínimo con impacto máximo, su filosofía sonora agresiva, y por qué el techno —incluso en su forma más caótica— sigue siendo profundamente humano.

El título One Knob Per Function es directo y contundente. ¿Qué significa para ti, tanto a nivel técnico como personal?

Este álbum se aleja bastante de mi trabajo en estudio, que suele estar más centrado en ideas conceptuales relacionadas con política, historia, libros o geopolítica. Esta vez decidí no forzar esa conexión. Aunque considero que la música de baile tiene un origen profundamente político, también ha sido históricamente un refugio: un lugar de evasión, alegría y libertad. Quería quedarme con esa energía.

En cuanto al título, hace referencia a una filosofía muy concreta en el mundo del hardware: que cada potenciómetro tenga una única función. Nada de menús ni capas. Este enfoque es clave para mí cuando toco en directo. Cuanto más sencillo y directo, más disfrutable es el proceso. Y si tú te diviertes en el escenario, esa energía se transmite al público. Para mí eso es esencial.

Hay, por cierto, algunos guiños a Blade Runner (una de mis películas favoritas) repartidos en el set: paisajes sonoros, voces moduladas… Incluso incluí algunas citas en el arte de la cassette. Al fin y al cabo, los directos en vivo son como máquinas con un componente humano de control, y ese fue un mini-concepto que acabó integrándose de forma natural.

Como artista centrado en el live hardware, ¿qué retos y libertades conlleva trabajar solo con máquinas?

Las limitaciones son una forma de libertad, por contradictorio que suene. Tener demasiadas opciones puede acabar en una espiral de cambios sin fin, y eso, al final, muchas veces no aporta gran cosa al resultado final. Cuando impones ciertas restricciones, te obligas a exprimir al máximo lo que tienes entre manos.

Eso sí, hay desafíos reales: necesitas mucho equipo, mucho cableado… cosas que podrías hacer desde un solo portátil o incluso una tablet. El mixdown es más complejo también. Si usas elementos crudos como un modular, que tiene un nivel de ganancia salvaje, mezclar eso con samples de, por ejemplo, una Octatrack, no es tarea fácil. En un DAW puedes meter un compresor de bus sin esfuerzo, pero en hardware eso supone más cacharros, más cables, más peso. El transporte también es complicado. ¡Todo mi respeto a quienes giran con lives!

Y luego está la pesadilla técnica: hace poco vi a Jako Jako tener que cancelar un show por culpa de un fallo de hardware crítico. Algunos equipos no permiten backups, ni son fáciles de sustituir si algo va mal. Pero cuando todo encaja, la satisfacción es inmensa. Eso lo compensa todo.

Dices que cada tema es una especie de marca temporal de una noche distinta. ¿Cómo elegiste qué grabaciones incluir?

Revisé mis grabaciones favoritas y seleccioné los fragmentos que más me marcaron. También incluí algunos que recordaban mis amigos cercanos, momentos que habían vivido conmigo. El proceso fue bastante intuitivo. De hecho, creo que al principio elegí demasiados.

Tus texturas tienen un punto de caos controlado. ¿Cómo equilibras eso en el escenario?

Esa tensión entre el orden y el caos es, para mí, la esencia del directo. Diseño el setup para tener el máximo control táctil posible, todo colocado con intención. Pero una vez estás en el escenario, el entorno se impone: el sistema de sonido, la humedad, la temperatura, el público… todo puede afectar. Los sonidos se comportan de forma diferente, se mezclan de maneras inesperadas. En esos momentos, lo mejor es soltar el control y dejar que el caos respire con el entorno. Mis mejores sets han salido de ahí: de dejar de buscar la perfección y comprometerme con el momento, con todo y sus imperfecciones.

Hay un peso físico en tu sonido. ¿Cómo influyen los sistemas de sonido o la acústica del club en tu actuación?

Dado que es un sonido bastante crudo, puede funcionar tanto en sistemas muy definidos como en otros más sueltos. La imagen estéreo, eso sí, a veces cuesta traducirla. Pero si el sistema tiene buen headroom, puedo experimentar más con las frecuencias graves. Eso abre un montón de posibilidades divertidas.

¿Cómo nació Severn Electronics y qué papel juega más allá de este álbum?

Fue una necesidad. Sentía que sabía lo que quería decir musicalmente, pero no encontraba un lugar donde expresarlo. Normalmente no compongo pensando en la pista. Si funciona ahí, genial, pero mi prioridad es el mensaje, el concepto, la expresión personal.

Con Severn Electronics me doy ese espacio para unir mis intereses personales con mi música. Es una vía de expresión pura. Muchos de mis temas son más para escuchar que para bailar, pero, para mi sorpresa, han sonado en clubes como Berghain, Tresor o Womb. Saber eso fue una validación brutal: no hace falta hacer música funcional para que conecte. Si llega a la gente, encontrarán la forma de hacerla sonar.

Ahora me siento más seguro para experimentar con ambos mundos: música de escucha con mensaje, y temas más arriesgados pero funcionales para la pista. También quiero editar a otros artistas que compartan esta filosofía y construir un catálogo sólido de música que se pueda disfrutar también fuera del club. Incluso me ronda la idea de convertir el sello en un colectivo algún día… ¡quién sabe!

Después de seis años de experimentación en directo, ¿qué has aprendido?

Una de las cosas más importantes: que más limpio o más definido no siempre significa mejor. La música, para mí, es una experiencia emocional, y el techno, sobre todo en sus inicios, era muy crudo por las herramientas que se usaban entonces. He aprendido que hay espacio para esa potencia sin definir, ese caos que toca a la gente. El público percibe esa crudeza de los directos de una forma distinta a los DJ sets, y creo que es importante mantener eso vivo.

Otra cosa que he comprendido: no hay una meta final, solo evolución constante.

Escucha el álbum completo:
One Knob Per Function (Live Cuts) – SELP001

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